viernes, 19 de septiembre de 2008

intervendremos las paredes


Dj TeeM dj residente [chango click]
Matapixel visuales [chango click]
Andres Knob dj invitado
Damian Rovner trompetista [me daras mil hijos]
Es a proposito
Clara Muschietti, Mercedes Halfon, Virginia Cosin & Daniela Pasik
[ performance sobre las paredes ]
Estudio Mamaroso presentacion en sociedad [muestra]
Fernando lancelotti happening en la terraza
Bruno Giudice Iluminacion [cebu iluminacion]

martes, 13 de noviembre de 2007

miércoles, 7 de noviembre de 2007

viernes, 19 de octubre de 2007

Hay gente que se enamora en Es a propósito




Lamentablemente no hay fotos de todos los que leyeron, pero la verdad estuvieron increíbles. Muy lindo. Pronto subimos los textos.

domingo, 7 de octubre de 2007

viernes, 28 de septiembre de 2007

Por Juan Diego Incardona


Tengo puestos dos ojos infantiles hasta que se haga de noche-
Solo en la terraza debajo del cielo simple de mi barrio
cuelgo pantalones y remeras que el viento pronto moverá-

Por las calles caminan inmigrantes en ambos sentidos-
El verano los quemará lentamente hasta hacerlos morir-
Broche a broche recogeré sus cuerpos del asfalto-

Manchas de aceite en la zanja
muestran el futuro en su lentísima dinámica
hasta que un perro callejero de repente
rompe el tiempo refrescándose las patas-

Las fábricas y los monoblocks de la General Paz
tiemblan por el sol y el horizonte es una patria
de espejismos caminada por gigantes.
Los árboles están al revés/las raíces al cielo/
las copas enterradas como muertos/
las hojas respiran el fondo de la tierra.

Un pájaro recién nacido recién ahora canta
sueños en sentido contrario que abren la puerta de casa:
mi sobrina Valentina corre como loca en su andador
sobre las baldosas del patio de mi gloria.

Hola Valentina,
vivís en un barrio que se llama Villa Celina,
en un país que se llama Argentina;
queda en América del Sur y está en vías de desarrollo.
La parte de abajo parece un zapato;
está pisando un piso de hielo
y el pie no tiene puestas las medias.
Tenés que prepararte anímicamente.

Es tarde,
el día se está dando vuelta;
yo sigo hablando,
no sé para qué,
debe ser por instinto
de conservación.

Mi nombre es Juan Diego,
soy el hermano de mis hermanas,
soy el hijo de mis padres;
solo en la terraza
cuelgo pantalones y remeras
que el viento pronto moverá-

Las palanganas,
vacías de ropa
gotean sin embargo
restos de agua
y la humedad va formando
manchas venenosas-
Por Alejandro Jorge



I
un hombre me prestó
una caja de herramientas
para desarmar el mundo,
y el día más soleado de año
llevé una escalera del tamaño
de un poste de luz
a la esquina de tu casa,
para hacer un tajo
a lo más celeste
de un cielo sin nubes.


II
ahora saqué
las cosas del mundo
solo una luz sin color
no hay tierra ni gente
ni mi cuerpo ni dios
solo hay una luz incolora
bañando la nada

....

a veces me pregunto
cómo sería el mundo
si el hombre desapareciera
de repente, y pienso,
en filmaciones de distintas
partes del mundo como
interminables tiempos muertos,
sin tiempo dirán algunos,
así,/para ellos no serían esos tiempos muertos
donde la cámara se queda
filmando más de 1 minuto
la pierna de una mujer
mientras toma café
en un bar del centro de Roma,
o una fuente de agua
en blanco y negro
siempre fluyente
en apariencia,
no, así sería
como filmar un pozo,
o prender la tele una noche
que no podés dormir
y quedarte con la imagen
de la lluvia esa
de ausencia de programación.
así sería como grabar
un video sin input
una cinta gris, sin sonido
ni imagen.
pero yo siempre pienso
en las armas de guerra
y en una nave espacial,
apostada al lado de un lago
con un pájaro picando
el metal de su superficie
toc-toc-toc.
la ruta pasa vacía.
el pájaro
parado arriba de la nave
construye un nido
en el agujero.

sábado, 15 de septiembre de 2007

Gaby Bejerman

foto: cm

Daniel Durand


foto: cm

Septiembre































Presentador/Juan diego Incardona/Alejandro Jorge/Gaby Bejerman/Daniel Durand/Francisco Garamona/Bonus: Pedro y Fabián


Fotos: clara muschietti

viernes, 7 de septiembre de 2007

martes, 7 de agosto de 2007

VENGAN!!



( flyer autocensurado )

viernes, 3 de agosto de 2007

Por Laura Crespi

Días de besos, (fragmentos)
La internacional argentina, 2006.


Para no mirar en los estantes despojados, la presencia se dilata en los cristales y en el agua que da vueltas. Las burbujas se transforman en millares de partículas hundidas, en nubes lenticulares. Algo opaca el zumbido de las horas, una huida en el puro deslizarse sobre las pequeñas venas que se transparentan en los párpados.



Cuando juntos recibíamos la tarde. En días de besos, que se aproximan y se olvidan.



La mañana ahora se espesa y la claridad se derrama sobre la habitación gris. Salimos a caminar por el recinto con la forma de un paseo. En el medio del jardín había una fuente cubierta con flores rojas. Atravesamos los arcos, iluminados por una luz hialina.



Nos tomamos un avión en vacaciones. Yo pensaba que la reflexión era eso que rodeaba la inquietud, o la pintura de las pistas en una planicie incierta y muda.



Y lo que sigue es la concentración de unos instantes. En el cuerpo sólo se perciben esas pequeñas verdades, sus prolongaciones en una ola verde que se filtra entre los dos, viajando, compartiendo todo lo que queda simultáneamente en un silencio.


Bordeando el polígono recorro avenidas húmedas y frías buscando algún kiosco abierto. Ya el día anterior había caminado por esos mismos lugares, confundida entre los edificios y las plazas, donde todo permitía diluirse y olvidarse.



Me paso las manos por la cara hundiendo los dedos en los ojos hasta ver puntos dorados y rojos. En el espejo se transparentan los colores de la piel. Cierro el libro y pienso en ese regalo que una vez le hicimos a septiembre.



Varios meses deshicieron en un nudo algo central que dejaba de lado todos los detalles. Pasan días como años. La autopista estaba cerca y descubriste que una vez allí todo se despejaba hasta llegar a conducir las curvas.



El recuerdo convoca en los bordes de la piel los veranos más largos de la historia.



Una noche fuimos lejos con el auto. Lo detuvimos en una ruta inhóspita y oscura frente a la zona industrial de la provincia. Se escuchaba el ruido de chimeneas enormes y del otro lado el mar. Comenzamos a movernos y me preguntaste si tenía miedo. Nos amamos con violencia y luego nos dormimos. Sin saber del tiempo transcurrido algo áspero rozó mi pierna y desperté aterrada en medio de la oscuridad. Al llegar a la posada nos bañamos y mojados nos metimos en la cama. Hasta el amanecer prolongaron los besos unos sueños confundidos.

lunes, 16 de julio de 2007

rockeando


Marcelo Ezquiaga en Es a propósito
Por Natalia Fortuny

Hueso

soy vaquera
busco mi hueso.


cabalgo entusiasmada
aprieto mi rodilla
aprieto los dientes
y cuido mi peinado.


pregunto
el hueso de bebé
que me dieron
hace mucho
¿de dónde vino?


en el campo
llaman luz mala
a la diosa de los huesos

sus hechizos:
cornamentas, fémur, costillares.


eso sí es cabalgar
sobre la tierra azul
se ven estrellas
como las del cielo
pero enfermas.


para que se rían
lo llevo también
en la cabeza
hueso burlón
de negrita.


un perro
conoce el lugar
perfectamente
el sitio donde
descansan
sus huesos.


en cambio
mi madre se queja
por la falta
llora
en el baño
es su cucha
de azulejos.


¿pero quién los puso
contra la carne?


el hueso
es de uno
la parte fantasma
de pesadilla

sostiene
al corazón.


es algo parecido
a un hueso de aceituna
algo de adentro
un desecho
puede dar plantitas
por el ombligo.


entonces es algo
de sentir
y no ver nunca

un pensamiento
un amigo invisible.


a veces
el hueso se adelanta
-una garganta-

y no hay pincel
que lo encuentre.


por si acaso
lleva mis iniciales
como un collar

le puse mis polleras
mi número de serie
jugando
voy a explicarle todo.


La chispa

es primavera
hay sol
en la terraza
el duraznero
que vive en su lata
de pintura de 20 litros
dio todas verditas hojas
nuevas
apretadísimas a las ramas secas
en otra maceta
rectangular
el limonero de limones ácidos
se pone derecho y verde
con la azalea a un costado
que está cansada chata
por dar flor en invierno
no así el jazmín volador
con sus racimos de chicle globo
blancos
y la cala
nació hoy veintiuno
como el bebé de grete stern
lleva un calendario natural
en el corazón
enterrado
y qué digo del sol
todo completo esta mañana
llamo al aire libre
la galería
me paseo desconocida
nueva
por las baldosas
puedo recordar el lapacho en flor
la sombra del paraíso
los frutos de la bixa para el indio y la guerra
el frío del tronco del guayabo
(igual al lomo de las víboras)
las ramas escalera de los pinos
el gomero flexible y torpe
(un primo lejano)
los eucaliptus para arrancar hojas
y corteza tirando desde abajo
el sauce llorón hundido en agua
con la creciente
los palos borracho
padre e hijo
el ceibo que da juguetes rojos
pero no
sólo veo
atrás
como una chispa
a la mariposa negra
grande como un pájaro
mariposa nocturna
de la plata
más insecto que otras
mariposas
no hay que tocarla ni echarla
que trae dinero
polillón
con alas de carne
de cartón negro
da risa cuando se pasa el miedo
pero de cerca
no confiar nunca
levantar la cabeza hasta estar segura
que no nos siguió
adentro de la casa.




de La Chispa (Terrible Poesía, 2006)
Por Nicolás Vilela

Apuntes del pintor de guardia

Veintisiete

El pintor, con el sobretodo puesto y varias manchas de témpera en la camisa, separa del portón de chapa la barra de hierro que podría obstaculizar el tránsito del camión.
El proveedor baja los materiales con ayuda del pintor y de un muchacho. Es mi sobrino, se ocupa de aclarar. Entre los tres, pero sobre todo el proveedor y su sobrino, cargan cepillos, lijadoras, taladros, hormigoneras, mesas de corte, cajas con nylon y cintas métricas, desmalezadoras, turbocompresores, algunos cepillos circulares de acero, y cargan también plásticos, vibroapisonadores, cortadoras de metales, martillos perforadores y demoledores, más cepillos circulares de acero y lustralijadoras.
El pintor, parado en el centro del salón principal, escucha, desde otro ambiente, las voces del proveedor y de su sobrino, que, al parecer, han terminado de acomodar los materiales. Escucha pasos que se acercan. Hay vino, ¿quiere? Tinto. El pintor mueve la cabeza y el proveedor le sirve en un diminuto vaso de plástico. El sobrino, repantigado en un rincón del ala izquierda de la sala, sonríe. Tenemos que hacer un rato de tiempo, si no le molesta: en el camión estamos medio apretados El pintor de guardia asiente y se mantiene de pie. Falta luz. Los tres toman vino en diminutos vasos de plástico. El sobrino del proveedor se aleja unos metros, hasta el patio, y empieza un fuego con algunas ramitas que ha encontrado en la parte trasera del camión. El proveedor se disculpa, nuevamente, por la molestia, y aclara que deben hacer tiempo porque su sobrino tiene que encontrarse con una mujer. El sobrino, según el proveedor, lo acompaña con los traslados y él, a su vez, con las mujeres. El pintor, callado, se sirve más vino. Al escuchar desde el patio que su tío lo está nombrando, el sobrino gira la cabeza y sonríe. El proveedor le hace un gesto impreciso, similar a un asentimiento, y continúa el relato mencionando que fue él, en persona, quien presentó a su sobrino y a esa mujer. Y ahora se van a encontrar, dice, en un ratito, nomás. Los dos hombres, a falta de sillas, continúan parados la conversación. Hay un silencio que dura varios segundos. El proveedor, entonces, le pregunta al pintor si él pinta en ese lugar, a lo cual el pintor responde afirmativamente. ¿Pinto alguna vez mujeres, digamos…? pregunta, después, el proveedor, pero, rápidamente, como si hubiera descubierto, al escucharse en voz alta, una pregunta de mayor interés en el corazón de la otra, dice, ¿quiso a una mujer alguna vez? Perdón, disculpe si lo incomodo, dice. Con suma cordialidad, el pintor se acomoda en el lugar y dice sí, claro. Habla lento: la mujer era alta, morocha, muy reservada, atractiva por lo torpe, por una mansa torpeza. Ella me dejó en el campo, dice el pintor, como si ya tuviera estas frases dispuestas en cajones y sólo hiciera falta atraer, lentamente, la manija. En realidad, aclara el pintor, no estuvo cerca mucho tiempo, y dice después: estuvo cerca el tiempo suficiente. Hay dos o tres gestos en el proveedor que, o bien a causa del aburrimiento que le produce el lento fluir del discurso, o bien debido a la ansiedad por conocer los detalles y el desarrollo del hecho, dan cuenta de su voluntad de interrumpir al pintor. Abre una mano en el aire, abre la boca. Y al mismo tiempo, con la otra mano, golpea el suelo breve y débilmente –dos palmadas cortas- para indicarle a su sobrino, que acaba de llegar del patio con las manos ennegrecidas, el lugar en el que puede sentarse. Pero el sobrino se queda de pie, esperando, quizás, a modo de recompensa por su trabajo en el patio, al lado del fuego, que el pintor y el proveedor se levanten y sigan conversando allá. El pintor lo advierte y -ahora él- abre la mano en el aire como gesto de suspensión. Dejálo al hombre, dice el proveedor, después de percibir ese gesto. El pintor continúa narrando. Prende un cigarrillo, convida otro al proveedor de materiales, que acepta, y al sobrino, que lo rechaza con torpes ademanes, mirando a su tío. El pintor chupa con fuerza, cierra un ojo para esquivar el humo y dice, todo lo que me dijo lo recuerdo perfectamente y no quisiera repetirlo ahora. La mujer era más grande que yo y vivía sola, lejos de la ciudad, dice. El sobrino parece inquieto durante los intervalos de silencio: amaga con levantarse y reanudar su propuesta de acercarse al fuego. El tiempo que pasamos juntos, dice el pintor, fue tranquilo. Fue suficiente. Cuando termina la frase, el pintor mira al proveedor, a su sobrino, y se queda callado. Dice: con el tiempo, conseguí que ella me diera la tranquilidad necesaria para sentarme derecho, mirar a la tela, y pintar. Cuando estoy solo, sea donde sea, siempre reconozco que esa persona me protegía, me mantenía, y también que me dominaba. Pero vamos al fuego, dice el pintor levantándose, vamos cerca del fuego. El sobrino camina adelante y los otros lo siguen con paso lento. Llegan al patio: se sientan en distintos cortes de madera.
Estuvimos cerca del fuego, dice el pintor, como ahora, estuvimos casi toda la tarde, sentados en el pasto. Empezamos a hablar. No llovía. Ella parecía preocupada. Se hizo de noche. Creo que estuvimos, en silencio, una hora. Miramos arder las maderas en el fuego. Nos miramos. Llovió. Y en el preciso momento en que, pensé, todo volvía a la normalidad, algo la puso nerviosa, algo hubo en la forma en que dejó de mirarme y también en la forma en que empezó a mirar el pasto, como si hubiera algo, ahí, en el pasto, o algo que ella había comprendido y yo no, y hubo algo en la forma de esa lluvia, mucho más densa, que mojó las maderas en el fuego -lo recuerdo perfectamente. Ella se levantó, discutimos, y algo sucedió: no estoy seguro qué, pero, en definitiva, ella se fue. Desapareció. Yo empecé a buscarla más tarde. No quise seguirla apenas se levantó porque supe cómo iba a reaccionar. Habrán pasado, digamos, unos diez o quince minutos desde que se levantó hasta que yo me levanté a buscarla. Nada: desapareció. Después me quedé fumando en un tronco húmedo, pateando las cenizas y la bosta de los caballos.

jueves, 5 de julio de 2007

viernes, 15 de junio de 2007

miércoles, 6 de junio de 2007

Por Ezequiel Alemian


La ciudad se desdibuja
en ambigüedades: una época
cercana, obispos y dictadores,
algunos
destinos personales
perdidos en la hipocresía.

La prosa es fluida y prolija.
Los capítulos son cortos.

La luz del alba
se extiende en las paredes
de mi casa.

Me propongo no dormir
hasta que en la historia
aparezca el amor.

--


Porque
no
pensaba

en los sueños
de los demás

era libre
del amor.

Porque
no
soñaba

era
libre

del amor.

(Leo García)

--

Pensé en vos
un rato por la tarde,
ayer.

A la noche soñé
que hacíamos el amor
de pie,
en los fondos
de una librería.

Ahora escribo
estas líneas

para que te lleguen
en un rato,

o no.


Por Sonia Budassi


Las formas del compromiso

(Fragmento)

Violencia y misericordia: estoy harta de sentirlo. Cuando dijiste lo del casamiento estábamos (la que más estaba era yo) en el hospital más hermoso del barrio, primor de limpieza azul para encubrir la carencia emocional del médico de turno que, al ver mi llanto de dolor después de la anestesia (amputación) sugirió: “Es que sos artista, tal vez por eso sos tan sensible”. Esa fue la primera vez que hablaste del tema. O no. Ya lo habías mencionado varias veces y yo, como gordo engreído infiel de lentes amarillos y llamativas zapatillas modernas, respondí con burdas evasivas inconexas cada vez. En el hospital no había peleas: todo era necesidad, toda la energía en satisfacer la desgracia, en volverla, cómo decirlo, unión. En el hospital te escuché por primera vez con atención y me emocioné, dulce romántica propuesta para nueva romántica doncella ante príncipe de color standard.
Y ahora, en casa, crisis.Amables milanesas de soja sobre un plato sobre una bandeja y sobre el cubrecama y desde tus manos delicadas, (mágico don de cocinero vegetariano refinado extra ligth) se manifiestan los acertados intentos por impedir todo lo que podría decirse; entiendo tu dulce pedido de calma y obedezco; mis lágrimas (todas las lágrimas de amor) siempre provocan fastidio (incluso a mi esforzada madre, madre también de otros niños). Cumplo tu deseo: no volver a llorar. Y mientras tanto, otro cuerpo sangrará partido en dos, (¿qué mitad es la más necesaria?) pero lo que cocinaste es delicioso aunque con eso (o con flores, cartas, bombones de licor) nadie logre amar: nuevos silencios de tu parte conducen a eso que las palabras nunca pueden definir (círculo vicioso, o la matriz misma de la perversión): violencia grotesca de golpes contra la pared (cambiar sangre por marcas violáceas que no dejen rastros duraderos). Decís que soy impulsiva, decís que soy demasiado emocional.

lunes, 4 de junio de 2007

La tercera


Por Martín Armada


Reflejado en los azulejos
el cuerpo parece sacado de una publicación barata,
el Tony, Dartagnan,
de todo lo que el padre apila
en la mesa de luz
para no pensar en la ciudad al sur,
para no pensar en el jugo del oeste.

Gotea la llave de paso.

Hicieron la bacha de lo mismo
que al perfil de las mujeres
que fuman en los viejos afiches de los balnearios,
por donde andaban descalzos
con los pantalones arremangados
hasta que el verano se terminaba
y empezaban a sentirse los olores distintos
de las mismas cosas.

Por Fernanda Nicolini

La Pedrera

volví a la ruta pero de tarde
no son álamos ni abedules qué tonta
la luz se cuela a la hora de las fotos
y no es lo mismo hablar de autos o
de la ciudad que nunca nombro
que de la infancia reventada por
el fracaso de otros y que me pongas
la mano cuando acelero con miedo
hoy veo el pasto naranja y el correr
metalizado de los que regresan y me
digo no voy a revelar operaciones mentales
de un ahogo que se impone

las mariposas que ves estrelladas
ni siquiera llegaron a vivir un día
y no te hagas
yo no sabía que iba a escribir de esto.

Punta del diablo

y qué pasa si nos morimos en la ruta
está la historia del hombre odiado y poderoso que dejaba
cartas antes de viajar y su mujer borracha
pobre miss mundo
llama a servidores para terminar la botella
hubo preguntas alegres
yo con los brazos rígidos al volante sabiendo
que se pueden hacer las cosas mal
de chica sabés iba a esa playa que no te atrae
y escribía versos pegajosos con el mar de fondo
los dos nos mareamos pero yo
ya tuve barco y hay lugares
a los que no puedo volver


Por Ramón Paz

mi negra de mi alma ando caliente
pasaron muchos días sin cogernos
por qué se vuelve tan difícil vernos
por qué nos eclipsamos entre gente
hoy te hubiera pegado una cogida
que no te imaginás toda la verga
que tengo para vos y se posterga
y cada vez la tengo más erguida
te quiero regarchar como te gusta
chupándote las tetas victoriosas
diciéndote al oído muchas cosas
mientras la verga entera te entra justa
te quiero ver desnuda verte a solas
tengo un camión de sáncor en las bolas

--

las engrupidas grupas de las grupis
qué vienen a buscar? pija letrada?
un unicornio azul? una encamada?
un polvo que contarle a los esnupis?
qué pretenden de mí digo a lo coca
que les trasmita el virus del poema?
que les muestre la luz de este problema?
que les saque las hostias de la boca?
se acercan pestañando enamoradas
se alejan de un portazo y mensajitos
que encuentres tus poemas tus hijitos
que gires en las noches estrelladas
las grupas de las grupis engrupidas
yo quisiera tener muchas más vidas

--
Por Laura Pratto

hablada lentamente
la propia lengua parece ajena
ánima neutral
no hay combate
cuando soy clara
claro que no soy yo


Dactilar

Como en un antiguo teclado
donde se han borrado las letras
puedo prescindir de indicios
toco por lo que recuerdo
interpreto lo ausente casi sola
no hay zozobra
me hundo sin mirar

Se va la segunda